THE AUDIENCE, 2005
In the south gallery an installation by Spanish artist Javier Viver The Audience, (2005, video and theater chairs, 4.5 minutes). The three video channels are projected on contiguous panels while the viewer sits on red theater chairs that are constantly lit. Viver draws an analogy with The Big Theater of the World (El Gran Teatro del Mundo) a masterpiece written by Calderón de la Barca during the Spanish Golden Age. In the video we can see the last minutes of an opera performance: each singer bows and receives the deserved applause from the audience, but the audience is missing. We can hear the clapping, but we can not see where it comes from. The minimalist monotony of the empty theater is broken by three mysterious eyes looking around. Could this be the eye that sees everything?

(Español) THE AUDIENCE, 2005
Vídeo-instalación en tres canales sincronizados (Fotogramas)

(Español) THE AUDIENCE, 2005
Vídeo-instalación en tres canales sincronizados (Fotogramas)

(Español) THE AUDIENCE, 2005
Vídeo instalación en tres canales sincronizados (Fotogramas). Medidas variables. 3 ejemplares.

(Español) THE AUDIENCE, 2005
Dimensiones variables
Vídeo-instalación en tres canales sincronizados y sillas de teatro. Vista de la exposición en Location 1.

(Español) THE AUDIENCE, 2005
Vídeo-instalación en tres canales sincronizados (Fotogramas)

(Español) THE AUDIENCE, 2005
Dimensiones variables
Vídeo-instalación en tres canales sincronizados y sillas de teatro. Vista de la exposición en Location 1
(Español) THE AUDIENCE, 2005
Dimensiones variable
Vídeo-instalación en tres canales sincronizados.
(Español) Los tres canales de video se proyectan en paneles contiguos en contante reproducción mientras el espectador se sienta en las sillas rojas del teatro. Viver dibuja una analogía con El Gran Teatro del Mundo una obra maestra escrita por Calderón de la Barca durante el Siglo de Oro español. En el video podemos ver los últimos minutos de una actuación de ópera: cada cantante se inclina y recibe los merecidos aplausos de la audiencia, pero la audiencia está perdida. Podemos escuchar los aplausos, pero no podemos ver de dónde viene. La monotonía minimalista del teatro vacío se rompe con tres ojos misteriosos que miran a su alrededor. ¿Podría ser este el ojo que lo ve todo?